Romper la monotonía:
9 ejercicios que cambiaron mi manera de crear

La monotonía no siempre es ruido blanco.
A veces es ese zumbido suave que no molesta, pero tampoco deja que escuches tu propia voz creativa.

Me ha pasado mil veces: quedarme en ese loop donde nada fluye, los días se parecen y los proyectos pierden chispa. A veces dura horas… otras, días. Y alguna vez, semanas enteras.

Lo que aprendí es que romper la monotonía no siempre empieza diseñando más. Muchas veces empieza pausando.
Pongo música, escucho un podcast que nada tiene que ver con diseño, miro un video random. Dejo que mi cabeza respire. Es como abrir una ventana en un cuarto que ya se sentía cargado.

Rick Rubin, en su libro El acto de crear, habla justo de esto: que la monotonía es el enemigo silencioso de la creatividad. Y propone ejercicios simples, no para reinventarte, sino para mover aunque sea una pieza.

Hoy quiero contarte cómo los adapté a mi mundo del diseño gráfico. Así es como los vivo yo, de verdad:

6. Empezar desde una imagen o historia

A veces el problema no es la falta de ideas, es la hoja en blanco. Cuando pasa eso, arranco desde una foto, una frase, algo pequeño. Como si ese detalle me dijera por dónde empezar.

7. Jugar con otras perspectivas

A veces pongo la música altísima mientras bosquejo, otras trabajo casi en silencio. Cambiar la intensidad sonora, la hora del día o incluso trabajar en un café lleno de gente hace que mi trazo y mi mirada sean distintos. Pequeños cambios externos que generan un efecto interno.

8. Limitar la información

Cuando un cliente me comparte demasiadas referencias, me pierdo. Cuando me da una sola frase, muchas veces me encuentro. Menos datos, más imaginación. A veces la mejor chispa nace de una instrucción mínima.

9. Pedírtelo para otro

A veces me imagino que ese diseño que estoy creando no es para mí, sino para una marca que admiro o para una colega a la que respeto. Eso cambia mi enfoque. Como si me sacara del medio. Y desde ahí, fluyen cosas nuevas.

1. Dar el primer paso, aunque no sea perfecto

Cuando estoy bloqueada, no me fuerzo a quedarme sentada frente al ordenador. A veces lo mejor que puedo hacer por un diseño es poner música, escribir algo sin sentido. Una vez, tras una semana trabada, hice eso y en dos horas la idea salió sola. A veces, el primer paso es alejarse.

2. CAMBIAR EL ENTORNO

Me mudé hace poco. Nuevo estudio, nueva luz, otro contexto. Y fue un cambio creativo enorme. No siempre se trata de mover la vida entera: a veces basta cambias la mesa de lugar, usar otra herramienta, abrir un archivo en un software distinto. El aire entra.

3. SUBIR O BAJAR LA PRESIÓN

Hay días que me paralizo porque quiero que todo salga perfecto. Entonces hago lo contrario: me pongo un reto ridículo, como diseñar un logo en 30 minutos.
Sin juicio, sin pensar en el cliente ideal. Y muchas veces, esa presión mínima trae la chispa.

4. MOSTRAR ANTES DE TIEMPO

Hace poco compartí mi web con colegas y amigos para pedir feedback. Tenía miedo y un poco de vergüenza, no te voy a mentir. Algunas personas respondieron, otras guardaron silencio. Me dolió un poco, pero ese pequeño feedback me mostró cosas que sola no veía. A veces romper la monotonía también es dejar de crear en secreto.

5. Crear para nadie (o para vos)

Hay proyectos que nacen sin cliente y terminan siendo mis favoritos. Como Fleur d’amour, una florería francesa ficticia que diseñé en 2022: ilustraciones, formas redondeadas como flores, investigación profunda. O Paper Love, un proyecto de papelería que sueño hacer realidad algún día. Esos trabajos me devuelven las ganas de diseñar.

Romper la monotonía no es magia. Es un acto chiquito pero intencional. No necesitas cambiarlo todo. Solo mover una pieza, abrir una ventana, probar otra ruta.
 
Y vos, ¿cómo rompés la tuya?